La nueva economía digital ha impactado a las agencias gubernamentales y su interacción con los ciudadanos, obligándolos a contar con servicios más ágiles, inteligentes, digitales y seguros para su operación e interacciones. Mientras tanto, los presupuestos públicos se han visto modificados y acotados por situaciones como el COVID-19 y su impacto económico, social y sanitario, aumentando la presión para incrementar los niveles de eficiencia, transparencia y optimización en la gestión del gasto.